Andar en moto por el cielo

Natalia volando en paratrike con instructor

Esterillos, Puntarenas. 19 noviembre 2020

«Pies para que los quiero si tengo alas para volar» decía Frida Kahlo. En este 2020, lleno de restricciones de movilidad, volar no era una opción. Las limitaciones son claras y contundentes, pero mi necesidad de andar en el aire para vivir nuevas experiencias era más fuerte, así que para mi cumpleaños #36 decidí que iba a volar, como diera lugar.

Desde hace varios años, montarme en un avión y viajar a otros destinos se había convertido en la forma de salir de mi zona de confort, retarme, desconectarme de mucho y reconectarme conmigo misma desde una vivencia nueva. Como viajar está restringido a nivel mundial por la pandemia del Covid19, decidí enfocar mis energías en conocer más mi país, visitar lugares que no conocía y tener experiencias nuevas.

Una de estas nuevas experiencias que tenía en mi ‘bucket list’ era tirarme de parapente. Como persona con discapacidad usuaria de silla de ruedas, hice mi tarea de buscar opciones y averiguar cuál me brindaba el mayor grado de accesibilidad, confort y seguridad.

Descubrí que podía hacer paratrike en Esterillos, una playa del Pacífico Central. El paratrike o paramotor, es como una moto triciclo con parapente. El traslado de la silla de ruedas al asiento del paratrike se hace con el apoyo de dos personas para que sea más sencillo. Con arnés, casco, sistema de comunicación, cintas con velcro para fijar los pies y cámaras, estaba lista para iniciar la aventura. Se despega de la playa y se vuela hasta alcanzar los 600 m de altura, desde donde se puede ver el mar, las olas, las montañas, las casas…

Después de la emoción del despegue al mejor estilo de los hermanos Wright, se viven un montón de sensaciones. Las vistas al mar con tonos azul, turquesa, verde y café, viendo olas perfectas y surfistas disfrutándolas, me llenaron el corazón de emoción al sentir ese cambio de perspectiva al contemplar la inmensidad del mar desde la inmensidad del cielo. Hacia el otro lado, las casas, las calles y la montaña con su gran diversidad de formas, texturas y tonos de verde, me transmitieron una sensación de balance y certeza que los humanos podemos convivir en armonía con la naturaleza si así nos lo proponemos.

El golpe del viento en la cara, el sonido del motor, el calor de los rayos del sol y el frío al pasar por una nube, me hicieron sentir libre, realizada y feliz. Rafa, el instructor, cuando ya va acabando el recorrido, explica que para perder altura y poder aterrizar, debe hacer unos giros… el momento de la adrenalina y del hueco en la panza!! Ya a menor altura, todo va volviendo a su tamaño normal, pero uno vuelve diferente, renovado, con una visión más amplia del espacio y de nuestra propia naturaleza, que se adapta a todo para realizar sueños.

Ni la discapacidad ni la pandemia son un impedimento para hacer aquello que deseamos. El límite es el cielo, literalmente en este caso, y hacer paratrike ha sido una de mis mejores experiencias! Nada es imposible hasta que tenemos el coraje de hacerlo. Como persona con discapacidad, sé que hay poca información sobre las actividades de ocio y turismo accesibles, pero siempre vale la pena buscar, preguntar y atreverse a probar. «Mientras hay vida, hay esperanza» decía Stephen Hawkins. Yo le agrego que mientras hay vida y esperanza, hay miles de formas de adaptar todo lo necesario para cumplir nuestros sueños más locos.

Acá les comparto el video:

Si quieren tener esta experiencia, escriban a Parapente Pura Vida.

Publicado por nataliavindas

Hola! Soy Naty. Me encanta viajar, surfear y trabajar temas de accesibilidad e inclusión. Soy usuaria de silla de ruedas desde el 2008. Con ella he aprendido a aventurarme, disfrutar el mundo y conectar con otras personas a través de la empatía, la gratitud, el coraje, la pasión, la fortaleza y la alegría.

Deja un comentario

Descubre más desde Accesibilidad, Viajes en Silla de Ruedas y Surf Adaptado

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo