Hoy tuve una de las experiencias más fuertes y lindas de mi vida: Aprendí de mariposas en La Reforma.🦋
Quién se imagina que dentro de la cárcel hay mariposas? Mientras uno de los muchachos me explicaba el proceso de metamorfosis, iba poniendo en mi mano los capullos, “este es de la Morpho”, “ay, se mueve!!!”, le dije yo apenas lo puso en mi mano, se echó una risa respondiéndome, “obvio, están vivos! Este otro es de la Monarca”. Otro de los chicos, me ayudó a mover la silla de ruedas por el sendero de piedra, para moverme hacia las plantas donde el encargado se agachó, agarró un gusano y me lo puso en la mano, “este es de la negra con amarillo, tranquila no pica”. Me agarró desprevenida y pensé que la sensación del gusano iba a ser desagradable, y fue todo lo contrario, era suave y me hacía una leve cosquilla mientras me caminaba en la palma de la mano. “Y vea por acá, estos son los huevos de la Morpho”.
En eso escuché mi nombre, ya doña Leti, quien me había invitado a compartir con los muchachos, me estaba presentando. “Vamos que ya me toca a mi hablar”. Sin más, me ayudaron a salir del mariposario y llegar al salón. Me tocaba hablarles, “motivarlos” pero yo estaba en shock por lo que había encontrado en ese lugar: amor, esperanza, dedicación… que les iba a decir si esos minutos mas bien era yo la que estaba motivándome y cambiando mi chip…
Respiré, agarré el micrófono y les conté de mi, lo normal de siempre. Mientras hablaba los veía, ‘no son tan diferentes de mi’, pensaba, al fin y al cabo, por diferentes circunstancias, todos cometemos errores y terminamos viviendo cosas duras y enfrentándonos a encierros físicos, mentales y emocionales…
También hay privados de libertad en condición de discapacidad, la cárcel es inclusiva! Hablamos de cómo uno cambia cuando se rinde a la voluntad de Dios, acepta su condición y se vuelve mejor persona. Uno de ellos me pidió ayuda, porque se le quebró la silla de ruedas y le puso una tabla de madera. “Vieras que dolor de todo andar sentado en esto” me decía. Ya resolví conseguirle un cojín mientras tanto, pero quedé con el gusanito de buscarle una silla nueva.
Este es el módulo del Programa APAC (Amando al Preso Amando a Cristo), donde alrededor de 80 presos que están prontos a cumplir su condena, deciden entrar para recibir apoyo espiritual, sicológico, intelectual y tener una reinserción integral cuando vuelvan a la sociedad. Para llegar acá se va por una calle aledaña, donde uno pasa y ve la parte fea fea de La Reforma… esa cara ruda, cruel, de hacinamiento, dolor, tristeza… pero no termina ahí, porque siguiendo esa misma calle, después de ver lo feo, se ve la esperanza, privados de libertad que voluntariamente aprenden a vivir en sociedad.
Terminé yo impactada y conmovida por la sensibilidad que vi en ellos, sus ganas de ayudar y esas caras humanas y ojos sinceros que me mostraron en uno de los lugares más inhumanos que hay en este país… Salí motivada y con esperanza, hay mucha maldad en el mundo, es cierto, eso hace mucho ruido y aturde… pero también hay bondad y amor aún en las cárceles… donde también se viven procesos de metamorfosis.
PD: no tengo fotos, porque me bajé del carro y entré con un pensamiento estigmatizado… pero como nada es casualidad, doña Leticia me dió permiso de usar el cuadro que justo llegó a terminar hoy… de mariposas!