Viaje a mi interior. Primer Internamiento

brazo con vía en la mano y algodón. TV al fondo

Heredia. Junio 19, 2022

Este post me ha costado mucho escribirlo. Ha sido el viaje más complejo que he vivido hasta hoy: el viaje a mi interior, a mi yo más humano y vulnerable. Con 3 internamientos en el Hospital del Trauma, el primero de 16 días, el segundo de 30 días y el tercero de 41 días. La causa: una bacteria, la seudomona aeruginosa. Si la adquirí en California o estuvo conmigo desde mi primera intervención quirúrgica en la columna en el 2008 y hasta ahora se manifestó, no estamos seguros. Lo cierto es que me trastornó la vida por varios meses y me llevó a sumergirme en lo más profundo de mi ser para enfrentarme con mis monstruos internos. He sentido en el cuerpo el miedo de morir, de que la infección se vaya al sistema nervioso, de no poder respirar, de que se me detenga el corazón, de que se me infecte una herida o de nuevo la columna, de que algo no funcione como debería… Enfrenté por primera vez ataques de ansiedad y depresión… Fueron meses MUY fuertes que no hubiera podido sobrevivir sin la certeza del amor y la misericordia de Dios, el apoyo y el profesionalismo de todo el equipo médico del INS, las oraciones de tantas personas lindas y mi sicólogo.

Esta es una serie de 3 posts, uno para cada internamiento, pues de cada uno tuve vivencias y aprendizajes diferentes que no quiero olvidar y que quiero compartir. He conocido personas, tanto del INS como pacientes, que tienen un campito en mi corazón. Personas que en estos días oscuros fueron luz, que en esta misión gigantesca de recuperar mi salud fueron apoyo incondicional, me cuidaron, alentaron y me cargaron cuando yo no daba más. La dr. Muñoz, el dr. Vargas, el dr. Romero, el dr. Mainieri, el dr. Valverde, el dr. Mora, Pili, Rodri, Adri, Eli, Fer, Ericka, Angie, Arelys, Fabri, Brainer, Lender, Mark, Sofi, Jeni, doña Caro, doña Eli, Cinthia, Allison, doña Rose, Mitzy… y tantísimas personas con las que tuve el honor de compartir momentos incómodos, divertidos y tristes en el hospital.

La crisis de salud

Hace mucho tiempo no estaba en un hospital. Me sentía muy muy mal, tenía ya 3 días con una fiebre que no me bajaba de 39º, había ido al EBAIS de Jacó pensando que era una infección urinaria, me mandaron antibiótico, pero me puse peor. No quería ir al hospital, pero lo hice porque las palabras literales de la dra. Muñoz fueron: «Natalia, si no se viene ya, podría no amanecer mañana…» Ante este pronóstico tan alentador, llamé enseguida a mi hermano: «necesito que venga por mí y me lleve al Hospital del Trauma». Llegó en menos de hora y media a Jacó desde San José. En la UVI (Unidad de Valoración Inicial) me mandaron a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), donde entré un 22 de diciembre con septisemia (infección en todo el cuerpo) y pasé las siguientes 2 noches rendida a la idea de la muerte. Aprendí a hacerle caso a mi cuerpo y no minimizar las alarmas que me da. Si hay fiebre, cansancio extremo y dolor, algo anda mal y es necesario actuar con prontitud. Yo solía minimizar los dolores, decirme que no era nada y que pronto iba a pasar… El cuerpo es tan sabio que el dolor es justamente un indicador el cual no debemos ignorar.

Cuando ya estaba mejor, me mandaron a Cuidados Intermedios donde compartí cuarto con una señora que estaba delicada por múltiples fracturas y que luego se convertiría en gran amiga: Sofía. Desarrollamos nuestro propio sistema de comunicación para hablar, reír, desahogar penas y descansar. Era feliz compartiendo cuarto con ella y celebrando Navidad juntas. Hasta que otra bacteria que ambas teníamos, nos obligó a separarnos en diferentes cuartos y ponernos en aislamiento. Los doctores seguían en la búsqueda de mi foco de infección, tenían sospechas de que podía estar en la columna, pero yo estaba segura que no era ahí el problema.

Naty, Sofi y el hijo de Sofi, todos con mascarilla en

La ansiedad

La ansiedad era algo que sólo conocía por referencia. Nunca la había vivido hasta este internamiento. Mis venas son tímidas y bailarinas, no se ven fácilmente y cuesta atraparlas, cuando creen que ya está lista, bailan y se mueven para evadir la aguja. Luego de varios días de tratamiento intravenoso y exámenes de sangre casi diarios, mis venas empezaron a colapsar. Reventadas, moradas, apelotadas y adoloridas se rehusaban a seguir siendo pinchadas. Yo lloraba e hiperventilaba cada vez que veía una aguja. Ya no podía más, pero la cosa no se terminaba. La respiración cuadrada (aspirar profundo en 4 segundos, retener 4 segundos, soltar en 4 segundos, retener 4 segundos y repetir) que me enseñó el coach Marcel, me ayudó muchísimo de ahí en adelante para tranquilizarme, manejar la ansiedad y que el cambio de vía dejara de ser tan traumático. Pero la ansiedad me siguió acompañando, incluso fuera del hospital. De la nada, veía bacterias en todo lado, sentía el corazón latiendo a mil, el pecho apretado y pensamientos persistentes de que me iba a volver a infectar… Me salían lágrimas de forma incontrolable y volvía a repetir la respiración cuadrada para tranquilizarme… Aprendí que las enfermedades mentales se manifiestan en cualquier momento y que es importante reconocerlas y tratarlas… No es fácil, pero tampoco imposible.

La salida

Una vez fuera del hospital, regresé a Jacó con mis hermanos, quienes se turnaban para acompañarme y que no estuviera sola, pues aún me encontraba débil y adolorida. Aún así, me metí a surfear varios días… la libertad que me regala el mar no tiene precio y la necesitaba muchísimo para que mi alma encontrara paz. Mi cuerpo por otro lado, necesitaba inyección de doloneurobión y acetaminofen después de cada sesión de surfing. Yo sabía que todavía no estaba bien, pero me decía a mi misma que con el tiempo todo iba a volver a la normalidad… lo que no sabía es que ese tiempo era más extenso de lo que imaginaba y que iba a requerir 2 internamientos más…

Leer segunda parte: Viaje a mi interior. Segundo internamiento

Publicado por nataliavindas

Hola! Soy Naty. Me encanta viajar, surfear y trabajar temas de accesibilidad e inclusión. Soy usuaria de silla de ruedas desde el 2008. Con ella he aprendido a aventurarme, disfrutar el mundo y conectar con otras personas a través de la empatía, la gratitud, el coraje, la pasión, la fortaleza y la alegría.

7 comentarios sobre “Viaje a mi interior. Primer Internamiento

  1. Sos una persona muy valiente, muy positiva y con gran amor a la vida. Amas a las personas y te admiro por muchas cosas. Sos un gran ejemplo para el mundo. Te quiero mucho 🤗 Que cantidad de cosas tan fuertes has pasado y que actitud tan buena con la que has respondido y salido adelante.

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